Trump, segundo Round…

«La dictadura es la secuela natural de la anarquía que sigue muchas veces al colapso del gobierno democrático. La dictadura es, normalmente, sin embargo, por su naturaleza un experimento de corta vida; tiene una sola vida, y acaba dando paso a otra forma de gobierno. (…) deberíamos concluir que el dictador es elevado al pedestal por un consentimiento bastante general. Una vez allí, no puede descender por temor a sus enemigos; hay otros que no quieren que descienda, por temor a que se renueve la confusión. Así que permanece en el poder hasta su muerte, que necesariamente no es atribuible a su edad, Hay una marcada tendencia en la dictadura  a convertirse en una monarquía, y esta tendencia aparece de nuevo en la historia moderna«

 (C.N. Parkinson, «Evolución del Pensamiento Político». Ed. Deusto,1971)

Es como un parámetro histórico que se repite a lo largo del tiempo.  Hace casi un siglo (Década de 1920 y 1930) los procesos democratizadores comenzaron a ralentizarse y a estancarse, a ser inestables y confusos. A generar mucha frustración e indignación sobre todo en la base social. 

Ante la incertidumbre, la población mas afectada por ese estancamiento del proceso democrático se pone nerviosa, y comienza a ser irracional, a buscar una salida, sea la que sea y la ofrezca quien la ofrezca.  En realidad apelan no solo a una divinidad, sino también a un mesías, a un salvador. Es emocionalmente muy humano hacerlo, aunque no siempre se logra hacerlo correctamente y luego vienen los problemas.

Es en ese momento cuando hacen aparición los abusones, los matones y los agitadores profesionales, cargados con una abultada mochila propagandística llenas de promesas y de milagros salvíficos. Para los demandantes de salvación, es su redención, su puerta de entrada hacia el paraíso imaginado.  Es momento de agradecimiento y loas a la grandeza del salvador.

Pero cuando ya están salvados, sus salvadores recogen los bártulos, sus mochilas con los restos de la propaganda y se largan con viento fresco, dejando abandonadas a las personas que supuestamente han salvado. Aquellas promesas ya no existen y el salvado se encuentra solo en la gran jungla de la codicia, la avaricia, y la envidia.  Generalmente estos supuestos salvadores nunca piensan en el día después, ni en las necesidades que puedan tener las personas una vez salvadas.

En Estados Unidos el bipartidismo está mas asentado que en Europa, allí van de un extremo al otro, en una lucha sin cuartel y sin justificar los medios de los que se valen.  A cara perro van arañando voto a voto, chequera en mano, con promesas de regalos o privilegios. 

El sistema electoral estadounidense es diferente al europeo, hay que estar inscrito para poder votar y no todos los estadounidenses votan. De hecho hay muchos estadounidenses que nunca han votado.  EL voto es mas simbólico que real, no representa a los estadounidenses, sino sólo a los que votan.   El sistema de recuento y el sistema de asignación de escaños es diferente al europeo.  

EEUU es un régimen federal semipresidencialista, en el que el presidente (Jefe de Estado y de Gobierno) tiene mucho poder decisorio, poder que ostenta desde la propia fundación del País, cuando los estadounidenses se debatían entre crear una monarquía o una democracia.  Al final surgió un sistema mixto.

El equilibrio de poderes está en en el Senado (con mas atribuciones que en España), y en el congreso. Por eso son importantes  las elecciones, para determinar que partido es el mas hegemónico de las cámaras.

A lo Largo de la historia estadounidense ha habido presidentes que han tenido mas poder de decisión que otros en función del equilibrio parlamentario. Es cierto  que ha habido presidentes con mayoría absoluta que tienden a creerse monarcas  absolutos y de derecho divino. Presidentes que fueron autoritarios y agresivos políticamente.  También los hubo mas cercanos al pueblo y a la democracia.

El Partido Republicano Estadounidense (Trump) es un partido de derechas (según los estándares europeos), conservador de las tradiciones, del suprematismo blanco  y de la religión cristiana en sus diferentes formas. Es el partido de las clases altas y de los grandes empresarios.

El Partido Demócrata estadounidense (Kamala) es un partido liberal laborista, es progresista y laico. En Estados Unidos es considerado un partido de «izquierdas» (modelo anglosajón). Es el que tradicionalmente apoya a las minorías étnicas y religiosas estadounidenses.

Pero aparte hay mas partidos tanto a la derecha del PRE como de la izquierda del PDE. solo que el sistema bipartidista y el sistema electoral impide que sean conocidos y que sean votados por grandes mayorías. Además el sistema estadounidense no contempla subvenciones a los partidos políticos para sus campañas electorales, se nutren principalmente de financiación privada. Por lo que los Lobbies juegan un gran papel en la política estadounidense, mas incluso que los propios ciudadanos. al final son políticos profesionales y empresarios los que nutren los cargos públicos y escaños.

Los demócratas desde Obama han dominado la política estadounidense con un discurso democrático y afín a la política europea, en lo tocante a las cuestiones de índole social y perfil bajo en cuestiones internacionales.

Los republicanos desde el primer mandato de Trump, ha ido expandiendo un ideario que se aleja del ideario tradicional del Partido Republicano, muy similar al de otros líderes y partidos europeos en el que se hace una enmienda a la totalidad de la democracia y se pone en valor el populismo y nacionalismo; bien ultraconservador, bien ultraliberal. Trump podría formar parte de ese selecto club de «autócratas» (término global) que pretende liquidar la democracia usando para ello los propios recursos que proporciona la democracia.

Consideran que la democracia está obsoleta, que ya no da mas de si, que es un desastre y que no merece la pena conservar. Generan caos («Anarquía» según Parkinson), desordenes públicos, violencia callejera, además de cuestionar todo lo establecido por sistema (antisistema y antipolítica). Es decir generan un caldo de cultivo que justifique la necesidad de un líder carismático, mesiánico, salvador de la patria, padre de la nación, que los salve incluso de si mismos. Destruyendo la democracia generan indignación y caos , anarquía. Eso y no otra cosa es lo que realmente buscan.

Así todos los grandes autócratas de la historia se alzaron con el poder, destruir lo existente para crear el ambiente propicio para crear una dictadura. Se muestran, con grandes dosis de propaganda (véase desinformación, bulos, fakes, posverdades, posmentiras…) , como única e inigualable alternativa a la «decadente y pervertida» democracia. Logran ascender con gran violencia y acaban padeciendo la suerte del dictador… de éxito también se muere. Cuando no son capaces de sostener una dictadura y cuando la situación económica flaquea, los mismos que los auparon, son los mismos que les echarán del poder. Así ha ocurrido a lo largo de la historia en todo el mundo.

Las democracias no son perfectas, porque no existe la perfección en los regímenes políticos, pero son siempre mejorables. De todos los regímenes que han existido en la historia: monarquía (Gobierno de uno solo), oligarquía (gobierno de unos pocos) y democracia (gobierno de todos) , el mas apreciado por la sociedad es siempre la democracia. La tiranía es simplemente, como diría Parkinson, «meros ajuste en la perfección de la democracia«.

A los estadounidenses les toca un segundo mandato de Trump, en esta ocasión con un poder casi ilimitado con lo que se espera que su mandato, siguiendo las experiencias anteriores estadounidenses, tienda a ser despótico y absolutista. Ojalá me equivoque, porque las consecuencias mundiales de su mandato, pueden ser tan graves y catastróficas como las fueron hace un siglo.

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