América Central y América del Sur
A menudo cuando se habla del «Glorioso Imperio Español» muchos nacionalistas españoles recuerdan el «desastre del 98» y las consecuencias «nefastas» que tuvo para el orgullo nacional español. Así como la llegada de Cristóbal Colón a América en 1492 es también considerado «nefasto y desastroso» para el orgullo nacional de los pueblos de América.

En España, apoyados en la falsa idea de pérdida de la identidad nacional a causa de las influencias extranjeras, principalmente inglesas (los mas conservadores) o estadounidenses (los mas progresistas), consideran que es un «deber patriótico» recuperar la «grandeza de España» y su gran obra «evangelizadora y civilizadora» en América. En esa misma línea argumentan que sin la inestimable ayuda de España, los indios americanos seguirían con «taparrabos, siendo caníbales y ofreciendo sacrificios a los falsos dioses«.
Como armamento político, echar las culpas al extranjero (Como creadores de una supuesta y ficticia «leyenda negra«) , a los masones, a los políticos corruptos especialmente la culpa a los borbones como causantes últimos del «desastre«. Siempre andan los nacionalistas españoles con teorías conspirativas y búsqueda del chivo expiatorio. Al tiempo que tratan de devolver el orgullo y la grandeza de la nación o «raza» española.

Generalmente los nacionalistas españoles actuales suelen estar vinculados con organizaciones tradicionalistas católicas y con organizaciones de ultraderecha. Por lo que su discurso suele engrandecer los hechos mas significativos del imperio y empequeñecer a los historiadores, tanto americanos como españoles, que apuestan por dar a conocer la realidad de aquel imperio en su justa medida y acorde con los contextos en los que se desarrollaron cada uno de los hechos. Es decir, los historiadores hacen un revisionismo positivo de aquella época y de paso desmitifican la «gran gesta colombina» o el mito de la «hispanidad» y las gestas de los aguerridos conquistadores españoles del «Nuevo Mundo«.
Junto a este nacionalismo español o «hispánico» en boga actualmente, con grandes dosis de populismo en su propaganda mediática y en el multiverso; existe también otro nacionalismo de signo contrario, el desarrollado en varios países de América central y América del Sur.

En estos casos la vinculación histórica de su identidad cultural es variada según cada caso: nacionalismo criollo, indigenismo, y antiamericanismo. Generalmente asociado con formaciones políticas de izquierdas («zurdos» en castellano de América). Pero también los hay al igual que en Europa, de signo conservador o tradicional.
Generalmente el nacionalismo criollo se basa por una parte en la fama y gloria de los «libertadores y próceres de la independencia» y en el papel jugado por los criollos mestizos en unión de esclavos afroamericanos e indígenas, contra el poder Español (Blancos). Actualmente los hay conservadores, que proceden de la familia liberal, aristocrática y terrateniente; y los hay progresistas que proceden de estratos bajos de la sociedad, que solo quieren aprovechar el momento de gloria (Populismo) y hacer una idealizada revolución social (Al modo de la revolución cubana) y son profundamente antiestadounidenses (al que consideran el nuevo imperio).

El nacionalismo indigenista tiene como objetivo volver a sus orígenes, considerar la fase colonial como un «desastre» ( de ahí su rechazo a la imagen icónica de Cristóbal Colón y al concepto de «hispanidad«) y por tanto su misión es recuperar sus señas de identidad cultural por medio de sus tradiciones ancestrales como el idioma, sistema de creencias, formas de vida.
Prácticamente los nacionalistas americanos tienen en común su rechazo a la hegemonía estadounidense en el continente, de ahí que haya varios estados con regímenes comunistas o afines al comunismo; o al nuevo socialismo americano como sus principales promotores. Cuba, Venezuela, Brasil, Nicaragua o Bolivia son sus principales referencias. Ese movimiento anti estadounidense, se basa en considerar a Estados Unidos como el nuevo imperio que sustituyó al viejo imperio español.
Están en contra de los criollos por que durante los procesos de emancipación e Independencia, no les tuvieron en cuenta, ni les dejaron tomar decisiones. Los trataban como lo hacían los españoles, como menores de edad a los que había que tutelar, proteger y mantener. Los nacionalistas indigenistas se consideran los verdaderos dueños de la tierra y todos los demás son «extranjeros«. Tienen su base en el mundo rural.

Evidentemente el nacionalismo español y el nacionalismo americano han generado actitudes expresadas en la xenofobia y el racismo, también ha despertado un cierto fanatismo y extremismo (muy acusado en América por las grandes simas existentes en la sociedad entre ricos y pobres) Durante muchas décadas ha habido en América, revoluciones y contrarrevoluciones, intervencionismo estadounidense, alianzas y contra alianzas. Ha habido regímenes dictatoriales (Presidencialismo extremo, autocracias, dictaduras), narco republicas, regímenes oligárquicos , etc… Fruto del avance del nacionalismo.
En España la primera década del siglo XXI, no ha habido un nacionalismo tan extremo como el que hoy podemos apreciar. A saber, se había superado el desastre del 98, se había superado la república, guerra civil y dictadura, se ha superado la transición y la postransición…. Pero de nuevo volvemos a la casilla de salida. Los extremistas, en este caso de derechas, han vuelto de nuevo a ventilar, con un revisionismo negativo y mitificado, el desastre del 98. Y continuamente vuelven sobre hechos del pasado con el fin de justificar usando la historia en sus idearios extremistas. La historia entendida como arma arrojadiza válida contra el rival político. Al tiempo que cargan contra los historiadores que se esfuerzan por desmitifican la historia y contextualizarla.
Pero en el otro extremo del arco político los hay quienes también esgrimen como arma la historia contra los nacionalistas de derechas, apostando mas por contar la historia desde la perspectiva tanto desde el lado del nacionalismo criollo, como desde el nacionalismo indigenista americano.
Si bien la política europea y americana son diferentes, porque diferentes son sus sociedades, tradiciones partidistas, ideologías, etc… Se tiende a buscar un sincretismo ideológico que retroalimenta a los nacionalismos extremistas de ambos continentes.
Sea como fuera el antiguo imperialismo hispánico, como el nuevo imperialismo estadounidense, son recursos esenciales para alimentar el auge de los nacionalismos, extremismos y populismos en ambos continentes. El problema es que siempre recurren a los creativos para contar la historia a su manera y entendimiento; pero casi nunca recurren a los expertos en la materia: los historiadores.

Los historiadores ponemos la ética, y dentro de ella, la deontología, sobre cuestiones de índole política, ideológica o religiosa. Un historiador basa sus investigaciones en fuentes acreditadas y solventes, en estudios detallados, no dando nada por cierto, correcto o verdadero sin antes haberlo comprobado mil veces. Nuestras revisiones no son negativas, dado que aportamos, sumamos, completamos y corregimos nuestros propios estudios o los de otros profesionales, para acceder mejor al conocimiento de los hechos históricos con una garantía de fiabilidad e integridad en cuanto a la información histórica aportada.
Actualmente existen muchos historiadores americanos cuyo currículo, experiencia y conocimiento les acredita estar al mismo nivel que los historiadores europeos mas reputados. No hay que minusvalorar sus trabajos, ni subestimar su actitud positiva al conocimiento de la historia del continente americano, y de la historia de cada pueblo, nación o país americano. Actualmente incluso hay equipos multidisciplinares internacionales que están dando mucho fruto para un mejor conocimiento de la historia española, pero también de los países americanos y de los pueblos americanos.
Hoy ser historiador es una profesión de riesgo, como lo es también la filosofía, la ética, la educación o la cultura con mayúsculas. Los nacionalistas extremistas tienden generalmente a evitar que la gente piense, conozca, reflexione, medite, sea crítico con las fuentes, desvele la realidad, desmienta las falsedades, o corrija al que se equivoca. En cierta manera actúan bajo el principio de: una masa sin conocimientos, sin educación y sin cultura es mas manejable, influenciable que masas instruidas y con capacidad de pensar. El nacionalismo extremo y populista existe en mayor medida gracias a la ignorancia y la incultura.

Cuando uno quita todo lo que sobra, lo que queda suele ser la realidad de lo que existe. Hoy la propaganda política es un gran criadero de desinformación, de posverdades, de posmentiras y de simples mentiras. La tecnología ha facilitado mucho las cosas a los creativos, las redes las ha globalizado y en ciernes tenemos la amenaza del desarrollo de las inteligencias artificiales auto generativas, si son usadas con los mismos fines propagandistas, para alimentar el populismo y el nacionalismo extremo.
Para aquellos que quieran conocer la historia real y no la historia ficción del imperialismo español en América, acudan a historiadores, no a divulgadores de cuestionable currículo y falta de ética. Y recuerden que no todo lo que sale en los medios o que lean a través de las redes es real. Acudan siempre a los expertos en cada materia.

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