Monarquía del siglo XXI

A menudo hay debates, en ocasiones muy acalorados, en las redes sociales acerca del papel de las monarquías en el mundo actual.

En la actualidad hay 10 monarquías hereditarias en Europa: Reino Unido, Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Dinamarca, Noruega, Suecia, España, Liechtenstein y Mónaco. Fuera de Europa están las 7 de Oriente Medio: Jordania, Arabia Saudí, Kuwait, Omán, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Qatar. En África 3, Marruecos, Lesoto y Suazilandia; en Asia 5: Brunéi, Bután, Japón, Tailandia, Camboya; y en Oceanía 1: Tonga. En total 26 monarquías hereditarias actualmente reinando en el mundo, frente a 167 países que se han constituido como repúblicas. Lo cual indica que las monarquías hoy están en franca desventaja frente a las repúblicas.

No obstante hay que tener en cuenta a países que por su singularidad constitucional son repúblicas regidas por un monarca, por ejemplo, todos los dominios británicos (Australia, Canadá Belice, Malta, Sri Lanka, Nueva Zelanda, Tasmania, Papúa-Nueva Guinea) reconocen al rey del Reino Unido como su jefe de estado, por tanto aunque adopten una forma republicana de gobierno, son monarquías de iure. En la misma línea está la Federación de Malasia, cuya Presidencia es electiva y rotativa entre los 9 monarcas hereditarios cuyos estados (sultanatos) son constitutivos de la Federación de Malasia.

También hay que destacar otro tipo de Monarquías que son fruto de la propia historia de esos países, por ejemplo el Presidente de la República francesa es Copríncipe de Andorra (monarca con el título de Príncipe), junto al Obispo de Urgell que es el otro copríncipe de este pequeño país, ambos son cargos electos. Lo curioso es que no son los andorranos quienes eligen al jefe del estado, sino los franceses al presidente de la república Francesa y el Papa de Roma al obispo de Urgell. Los andorranos solo eligen al gobierno y parlamento.

El Papa de Roma es propiamente soberano del Estado de la ciudad del Vaticano, por tanto un monarca, solo que no es hereditario, sino electo. A todos los efectos el Vaticano es una Monarquía electiva.

En esta misma línea el Gran Maestre de la Oren Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, Chipre y Malta, está considerado como Monarca electo, como sujeto de derecho internacional. Aunque no rija ningún estado en la actualidad (fueron expulsados por los ingleses de Malta, refugiándose el Gran Maestre en el Vaticano y aun se consideran Soberanos de Malta, por lo que se mantiene su estatus de Monarca, en este caso de monarca con estatus internacional de refugiado).

La forma de monarquía mas común en el mundo en la actualidad es la Monarquía Parlamentaria (todas las europeas). Esta modalidad de Monarquía se da principalmente en países con un régimen de gobierno democrático, donde las potestades, obligaciones, derechos y privilegios del monarca están restringidos o cedidos a instituciones no controladas por el monarca.

Los monarcas se someten en esta modalidad a la voluntad del pueblo, representado en el parlamento o asamblea parlamentaria, conforme determinan las constituciones (o Leyes fundamentales)promulgadas por esos parlamentos. La mayoría de los monarcas carecen de poder ejecutivo, legislativo o judicial, ostentando únicamente el poder representativo. Muchas de estas monarquías se consideran símbolos de la unidad del pueblo, por lo que es frecuente que su papel se mantenga al margen del debate público y político en una estricta neutralidad. También se les considera «padre /madre de la nación«, por lo que son honrados como tales.

En los casos de la monarquía del Reino Unido, de Marruecos, de Andorra y del Vaticano, se da también la circunstancias que además de ser Jefes de Estado son líderes espirituales de sus respectivas religiones/confesiones. El soberano del Reino Unido es jefe de la Iglesia de Inglaterra, el de Marruecos es comendador de los creyentes, el de Andorra es obispo de la Diócesis de Urgell y el del Vaticano, además de Arzobispo de Roma, es el sumo pontífice de la Iglesia Católica Romana. En esa misma línea el soberano en el exilio del Tíbet, el Dalai Lama, es también el líder espiritual del budismo tibetano.

En el actual Reino de España, la monarquía ha sido la forma de estado (No confundir con forma de gobierno) mas habitual en su milenaria historia, pues sólo se han constituido dos repúblicas (1873-1874 y 1931-1939), ambas de corta duración.

La monarquía actual está regida por la dinastía de Borbón-Anjou creada en 1701 por el Rey Felipe V como rama secundaria de la Casa de Borbón-Capeto de Francia y que continua reinando en la actualidad con S.M. El rey D. Felipe VI (desde 2014).

Si bien ha habido algunos interregnos en la jefatura del Estado de esta dinastía: 1809-1813 dinastía Bonaparte; 1870-1872, dinastía Saboya-Aosta; 1873-1874, Primera República Española, 1931-1939: Segunda República Española; 1936-1975, Dictadura del general Francisco Franco Bahamonde.

La dinastía se ha mantenido siguiendo el orden sucesorio en el título real (no confundir con la jefatura del estado) desde 1701, hasta la actualidad de forma ininterrumpida.

Desde 1701 el Reino de España ha tenido 11 monarcas reinantes de la dinastía Borbón-Anjou: Felipe V, Luis I, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV, Fernando VII, (Interregno), Isabel II (Interregno), Alfonso XII, Alfonso XIII (interregno), Juan Carlos I y Felipe VI. Y cuatro han estado en el exilio: Fernando VII, Isabel II, Alfonso XIII, Juan III (mas conocido como Conde de Barcelona).

Al margen de estos datos, muchos opinadores, tertulianos, influencer, prensa… políticos españoles llevados por la serie de «escándalos» habidos en los últimos tiempos entre los miembros de la familia del Rey, se han planteado la pregunta de ¿Para que sirve un rey en el siglo XXI? ¿Es necesaria su continuidad? De ahí que la opción republicana se vea como alternativa posible, unos la prevén a corto plazo, otros la prevén a largo plazo.

A raíz del debate sobre la monarquía, se ha hecho memoria del periodo de la «Transición Española» (1975-1982) y se ha rescatado del baúl de los recuerdos, la idea que por entonces solos unos pocos políticos republicanos proponían: Hacer un referéndum para que los españoles decidieran la forma de Estado. Aquella idea no cuajó mucho debido a las circunstancias políticas, económicas, sociales e institucionales por las que estaba atravesando España en aquellos difíciles momentos. Para muchos analistas políticos de la época el debate en aquel momento no era: Monarquía vs República; sino Dictadura vs Democracia. Por lo que sin rechazar de plano el referéndum se decidió postergarlo sine die «hasta que la democracia estuviera asentada«.

Durante cuarenta años la idea del referéndum fue básicamente defendida únicamente por el Partido Comunista de España (PCE) y su marca sucesora, Izquierda Unida (IU). El resto de formaciones tanto de derechas (AP/PP, CDS), como de Izquierdas (PSOE) se olvidó de aquella idea en la creencia que para poder hacerlo debía pasar mucho tiempo y siguieron un poco la profecía popular de «el que venga detrás, que lo arregle«.

El desarrollo democrático mejoró mucho la vida de los españoles y afianzó, sobre todo después del intento de golpe de Estado de 1981, las instituciones democráticas, incluida la Corona, la cual tuvo durante varias décadas el apoyo de la sociedad, quien la consideraba como la mejor institución del país. Eso fue hasta 1993, tras los fastos de las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla.

Desde 1993 hasta la actualidad, la palabra «corrupción» no ha parado de repetirse desde entonces. La polarización política-ideológica ha ido desde entonces extremando el discurso y aumentando los decibelios a nivel de ruido mediático.

La Corona que antes era modélica para la mayoría de los españoles, cayó en descrédito cuando salieron a la luz el Caso Noos (que implicaba directamente a la Infanta Cristina y a su marido), los negocios oscuros del rey Juan Carlos I (comisiones tren de la Meca-Medina, negocios en paraísos fiscales, etc…) y no digamos sus líos amorosos con la aristócrata alemana Corina zu Sayn-Wittgenstein (hoy Corina Larsen)que saltaron de la crónica rosa del papel cuché, a las páginas de los principales medios del país. La Renuncia del Rey Juan Carlos a la Jefatura del Estado y su marcha a Abu Dabi ha generado todo un torrente de noticias a favor y en contra.

En los últimos tiempos los hijos de la Infanta Elena (Felipe y Victoria de Marichalar Borbón) se han vuelto mediáticos, generando todo tipo de inconveniencias e indiscreciones del entorno de la familia del Rey, en especial los supuestos problemas internos de la actual pareja real (Don Felipe y Doña Letizia) y todo lo que de momento se está gestando en torno a la infanta Sofía (17 años) y sus amores adolescentes; o en el entorno de su hermana la Princesa Leonor (18 años), quienes, recién cumplida la mayoría de edad, ya está dando jugosos titulares a los medios, los cuales aprovechan para meter un poco de cizaña con bulos, fakes y posverdades.

Para ellos, la familia real es un gran yacimiento de noticias de impacto, de las que generan grandes audiencias. No pierden en este sentido la oportunidad de ganar grandes sumas de dinero por noticias de la Casa Real (Reales o ficticias, da lo mismo).

Todo ello ha despertado del largo letargo a los partidarios de la república y muchos monárquicos se están replanteando su lealtad a la corona a raíz de dichos escándalos. La Corona no vive hoy su mejor momento, pero pese al ruido mediático, no ha caído del todo y por lo poco que se sabe, se están produciendo nuevos cambios en la Casa Real con el fin de recuperar la credibilidad y la estabilidad de la institución. La polarización existente no aporta, ni ayuda en absoluto a cambiar la imagen de la corona. De ahí que muchos vuelvan a reivindicar el famoso referéndum sobre la forma de Estado.

Frente al naciente republicanismo oportunista y a la desafección de algunos monárquicos, se ha presentado una tercera vía por así decirlo, Los partidarios del Nacional-Populismo, en tono discusivo vintage y ensoñación revival, ha sugerido recuperar aquella vieja idea conservadora, de tiempos de la segunda república, de crear una «república de orden y sin rojos«, el motivo de su rechazo a la actual monarquía, es – Además de considerarla traidora a los principios del Franquismo – que ellos prefieren una monarquía absoluta de derecho divino, en la que se concentren todos los poderes del estado. Es decir un rey «con mando en plaza«.

Como la actual es una monarquía parlamentaria, existe la democracia, el pluripartidismo, la libertad de expresión, los sindicatos libres, etc…. y el rey, «reina, pero no gobierna«, no les gusta mucho. De ahí que prefieran una república instrumental para la consecución de sus objetivos.

Ante esta situación uno se plantea realmente si el problema está en la forma de estado o en la forma de gobierno. Uno busca siempre la formula mejor para todos. Con espíritu constructivo y siendo sinceros, la Jefatura del Estado hoy en día debería estar considerada como una «especie a extinguir«, dado que al carecer de poder efectivo, poco o nada puede aportar en la configuración actual del modelo. En esto como en todo «Renovarse o morir». Me consta que la corona está haciendo esfuerzos por mejorar su imagen y dar un poco mas de estabilidad a la institución. Pero el problema persiste en el hecho que el público ha cambiado su forma de ver las cosas. y lo que ve no les gusta. El apoyo popular a la corona, prácticamente está desapareciendo.

Antes no se cuestionaba la monarquía, porque tenía la imagen positiva de haber liderado la transición hacia la democracia y de haber acabado con la dictadura. Los miembros de la casa real se comportaban públicamente y hacían su papel con la ejemplaridad requerida. No había escándalos públicos, ni se dejaba que aquella información sensible se publicase. Los medios tenían una consigna de no publicar nada sin que Casa Real lo viera antes de su publicación.

Pero eso ya se acabó, de las filtraciones interesadas, al torrente sin control de la información sobre la Casa Real y sobre cualquier aspecto, incluido los aspectos relacionados con la intimidad de los miembros de la familia del rey, salen hoy a la luz en cualquier medio por cualquier canal y con mensajes de todo tipo. Pienso que la Casa Real está desbordada por la sobreinformación existente y la falta de control sobre la misma.

Esto se debe a que la casa real española copiaba a la casa real británica, la cual tenía un pacto con la BBC (Radio y televisión pública) de no publicar, radiar o emitir nada que no hubiera sido autorizado antes por la Casa Real y por el Gobierno. También la BBC tuvo problemas con el control, cuando otros medios británicos privados y cuando la prensa estadounidense actuaba como altavoces mundiales, y en general pasa lo mismo con todas las casas reales actuales.

La información (Real o ficticia) circula libremente y sin nadie que la controle. Ante esta tesitura las casas reales están indefensas ante los ataques (razonables o irracionales) que reciben cada día. Hay gobiernos que ayudan a controlar la información para preservar la institución y el sistema político; pero también hay gobiernos que no ayuda en absoluto.

Por lo que la crisis y en algunos casos decadencia de la monarquía es algo que debemos considerar hoy en día. No por lo que sus protagonistas hagan algo terrible para la población o el país; sino porque el sistema informativo global está completamente descontrolado y ello supone una oportunidad de oro para aquellos que desean abolir la monarquía tal y como hoy está concebida.

No hay respuestas claras y sencillas, no existe una solución que pueda aplicarse a cada monarquía. Un referéndum en España solo va a dar una imagen distorsionada de la realidad española, porque los medios ya se ocuparan de ello, no me cabe la menor duda. El relativismo y el revisionismo en este caso serán negativos y no positivos. Creer que una república va a solucionar todos los problemas de España y de los españoles, es, con todos mis respetos, ser ingenuo desde mi punto de vista. Solo cambias la forma de estado, pero la forma de gobierno probablemente sea la misma que la actual, o al menos eso espero.

Muchos afirman el viejo axioma de Monarquía es tiranía y la república es democracia. Eso era válido en siglos anteriores al actual. Las monarquías europeas trabajan en un régimen democrático representativo. No son tiranías, ni autocracias. No son monarcas absolutos, no concentran en su persona todo el poder. El juramento y la proclamación, en el caso de España, depende íntegramente del Parlamento (Cortes Generales) que es elegido por el pueblo soberano.

Existe una confusión que en muchos casos es por desconocimiento; pero en otros es por maldad entre Título de «Rey» y cargo de Jefe de Estado. En una monarquía hereditaria, la sucesión se hace conforme a las normas establecidas por la Casa Real. Generalmente se suceden de padres a hijos. Por tanto el título de «rey » es hereditario. Pero el cargo de Jefe de Estado corresponde en exclusiva al Parlamento que es quien tiene la competencia constitucional asignada en la sucesión en la jefatura del estado. En el caso de España la constitución asigna como candidatos a los descendientes del rey Juan Carlos I.

Cuando el Rey Juan Carlos I renunció a la jefatura del Estado en 2014, precedido de muchos escándalos, lo hizo ante las Cortes Generales, quienes la aceptaron por mayoría parlamentaria conforme a lo dispuesto en la constitución. Y fue la presidenta de las Cortes Generales quien, en base a su competencia constitucional, hizo el «llamamiento» al entonces Príncipe Felipe de Borbón y Grecia (Madrid, 1968), designado por la casa real para ser candidato a la sucesión en la jefatura del estado, para tomarle juramento y proclamarlo como nuevo Jefe de Estado.

Acto seguido en el Palacio de la Zarzuela (residencia oficial y habitual de la familia real) se produjo la ceremonia de traspaso de los derechos dinásticos de la Casa de Borbón-Anjou de Juan Carlos I, al nuevo y actual rey, Felipe VI. Dos ceremonias con dos objetivos distintos: Sucesión en la Jefatura del Estado y Sucesión en el título de Rey.

La cuestión es si es pertinente o no hacer un referéndum y en la medida de lo posible saber si lo que se pretende es mejorar la vida de los españoles y del país; o simplemente se trata del clásico «quítate tu, para ponerme yo«. Pienso, y es una opinión personal, que en la actualidad en dicho referéndum, en circunstancias democráticas normales, lo ganaría seguramente la monarquía. Ahora es posible que con tanto ruido político la gente se decante por presión de grupo hacia la opción republicana. Cualquier cosa puede ocurrir si se plantea el referéndum.

De momento sigo declarándome «monarquicano» (me da igual la forma de estado, mientras que la forma de gobierno sea democrático) aunque con lo que veo actualmente tengo mis dudas y mis contradicciones al respecto sobre cualquiera de las dos o tres opciones propuestas. Hay muchos matices que serían objeto de análisis de mayor profundidad.

¡Viva el Rey! y ¡Salud y República!

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