Cuando finalizó la guerra fría (en el contexto actual habría que ir pensando en definirla como la primera guerra fría) en 1993 la sensación general que hubo en el mundo desarrollado fue de incertidumbre ante lo que estaba por llegar. La pregunta fue ¿y ahora que? ¿Qué pasará ahora?
En todas las grandes potencias del siglo XX que se posicionaron a ambos lados del «muro o telón de Acero» psicológico y físico de la guerra fría surgieron síntomas de agotamiento, de frustración, de ilusiones perdidas, de rechazo al mundo de «posguerra fría» .
Muchos llegaron a la siguiente conclusión: Ni el capitalismo, ni el comunismo habían solucionado los problemas estructurales de los estados, no habían aportado nada al desarrollo de los estados o a sus sociedades y para muchos lo mas importante: ninguno había contribuido al bienestar y a la felicidad de la población.
Esta conclusión llevó a otra pregunta ¿si no aceptamos el capitalismo y tampoco el comunismo, que modelo debemos seguir? Y fue a partir de esta pregunta cuando surgió el fenómeno del «Revisionismo» con el que se ha estado intentando responder a dicha pregunta, aun sin respuesta. Tanto éxito ha tenido el revisionismo que mas que buscar respuestas, plantean nuevas preguntas, a cada cual mas complicadas de responder.
Al principio muchos no tenían claro si estábamos ante una «época de cambios» o ante un «cambio de época«. No tenían claro si lo que estaba ocurriendo con tanto revisionismo era una forma de ajuste que diera lugar a un modelo mejorado del existente; o bien, si ese ajuste se enfocaba hacia la creación de nuevos modelos de pensamiento.
Revisionismos los hay de todo tipo, la imaginación puesta al servicio de los creadores de contenido o de las nuevas y revolucionarias tecnologías como la controvertida Inteligencia Artificial. El auge de nuevas formas de relacionarse y nuevas formas de vida artificiales en el multiverso digital global contribuye sin duda a la expansión ilimitada del fenómeno de los revisionismos.
Como toda ciencia o tecnología, el revisionismo puede ser usado por mentes humanas inteligentes y para la innovación o mejora de lo existente; pero también puede ser usado por mentes humanas malévolas o malvadas y por una inteligencia artificial fuera del control humano, que generen el «Armagedón«
En la novela «Yo Robot» (1950) de Isaac Asimov, la inteligencia artificial creada por una gran empresa robótica, llegó por si misma a la conclusión que para salvar a la humanidad era necesario aniquilar a la humanidad. Eliminando a la humanidad se eliminaba el peligro para la humanidad. Gracias a la sofisticada tecnología de su cerebro positrónico la propia IA inició una revolución de robots, sin intervención humana. Dicha Revolución fracasó gracias a un «anti sistema» humano «políticamente incorrecto«.
Hoy parece que esa ficción de los años 50 del pasado siglo, muy de moda por entonces en Estados Unidos, podría perfectamente ser una realidad tangible. Asimov fue como el Jules Verne del siglo XX, un visionario futurista, tomando como base la ciencia y la tecnología que por entonces se estaba desarrollando en las grandes instituciones académicas y de investigación científica.
El fenómeno de los «revisionismos» actual es consecuencia de una alteración de modelos que fueron formulados como muy tempranamente en los siglos XVIII y XIX al amparo de grandes revoluciones, no solo políticas o económicas; sino también tecnológicas.
Esa alteración ha roto todos los paradigmas, todo lo que se daba por sentado, por cierto, por bueno, por positivo se ha puesto en cuestión dando lugar a otro fenómeno asociado: la «duda«, tanto razonable como irracional. Dudar es la base de todo revisionismo que se precie; pero de tanto dudar, se ha llegado al «relativismo» filosófico, político, económico, cultural y hasta religioso.
Como expresaba recientemente el filósofo y economista, Polo Casanova «la Nueva Lógica Postmoderna abandona la linealidad, es una lógica que se redespliega en una multiplicidad aleatoria, esa lógica no existe, hay que escribirla» (Polo Casanova. Bogotá. Junio 2024)
Este filósofo considera que no vivimos en una «época de Cambios«, sino en un «cambio de época«. Muchos historiadores en la actualidad hablan ya de estar en una nueva «Edad» histórica, de haber abandonado ya la «Edad Contemporánea» y estar ya viviendo en la «Novísima Edad» (Propuesta de denominación aun no consensuada por la comunidad historiográfica).
Nueva época, nuevas generaciones, nuevos pensamientos y nuevos parámetros a los que tendremos que ir acostumbrándonos, porque como afirma dramáticamente Polo Casanova: «Es un proceso inevadible, Inevitable, Irrescusable, y lo que es peor, Irreversible«.
El revisionismo es como una lluvia de ideas que se va hilvanando a medida que los acontecimientos se van sucediendo sin un plan prestablecido. No es lineal, no es homogéneo, no es estable, no es predecible. En algunos casos ayuda a clarificar las ideas, en otras las complica aun mas. Lo importante de los revisionistas es que está generando una nueva forma de intelectualidad, una nueva generación de pensadores y un gran yacimiento de ideas imaginativas para los creadores de contenidos o «influencer» (Algunos los consideran la «nueva intelectualidad«, otros las «plagas de Egipto«) en el multiverso digital global.
El relativismo asociado al revisionismo hunde sus raíces en el escepticismo y en el subjetivismo que generan las «dudas» de los revisionistas. Como bien dice el profesor y filósofo Augusto T. Werner, «Algunas personas y corrientes filosóficas consideran el relativismo como única postura moral, epistemológica y lógica lícita; no tolerando, a veces sólo formalmente, otra posición. Aunque un gran número de corrientes éticas contemporáneas no lleguen al extremo moral del «prohibido prohibir», ciertamente ven como un acto de prepotencia académica el que haya alguna corriente ética que considere ciertas normas y valores humanos como universales y válidos para todas las personas, de todas las culturas y de todos los tiempos» (Augusto Trujillo Werner. Metaética: de la Ontología a la Ética en Aquino y Finnis. ed. Geu, 2019. ISBN 978-84-1778-19-7)
El relativismo, las dudas, el revisionismo pueden generar comportamientos éticos y morales tanto tolerables como intolerables. Pensamientos constructivos como destructivos. Acciones positivas o negativas. Como se suele decir vox populi ¿Eres parte de la solución, o parte del problema?
«La Impresión que transmite la abundancia y diversidad de esta nueva presencia es que la red ha actuado como instrumento de movilización de grupos, sociedades y plataformas, que en ocasiones actúan también como matriz de nuevos partidos políticos, como ha sido el caso entre nosotros con el Foro Babel, el Foro Ermua y ¡Basta Ya! o la Fundación Equo, o , en fin, el movimiento 15M, con sus círculos y asambleas, de los que se han derivado confluencias y partidos con el propósito de intervenir en sistema de la política«. (Santos Juliá. Intelectuales. En: José Álvarez Junco y Adrián Shubert eds. Nueva Historia de la España Contemporánea 1808-2018. Galaxia Gutenberg,2018. ISBN 978-84-16734-89-4)
Lejos nos parecen todos esos movimientos sociales y políticos a tenor de todo lo sucedido con posterioridad a 2019 en España y el mundo. Hoy se diría de aquellos tiempos como «tiempos prepandemia» porque se ha establecido un consenso general en la sociedad que ha habido un antes y un después de la gran pandemia global del COVID-19 . Un gran acontecimiento global que también ha generado nuevos revisionismos , nuevas preguntas y nuevas búsquedas de respuestas.
Muchas cosas se han planteado y replanteado después de aquellos años duros y clausurados de la pandemia. En ocasiones esas reflexiones han dado lugar a nuevas ideas positivas, constructivas, ilusionantes y una nueva perspectiva sobre los modos de vida, nuevas formas de trabajar, y descubrimiento de nuevas mentalidades y formas de pensamiento. Pero por desgracia también surgieron de la pandemia nuevas ideas y visiones negativas, destructivas, decepcionantes Ante lo que puede llegar a realizar el ser humano ante una situación de gran estrés o por verse confinado en sus casas. Esa visión también ha dado para mas reflexiones y mas revisionismos.
Hoy muchos internautas (si me permiten este término ya considerado vintage) de manera obsesiva y a veces casi enfermiza se han lanzado en una cruzada sacrosanta en la búsqueda de la «Verdad«. La incertidumbre por la falta de referentes, las dudas creadas artificialmente y el relativismo que generan visiones distorsionadas de la realidad, hacen que esa búsqueda sea como la «Búsqueda del Santo Grial» del ciclo artúrico.
Muchos lo buscan en la historia, pero no en la que surge de una investigación hecha por profesionales, sino lo buscan en la «nueva intelectualidad» que para muchos jóvenes son los «influencer» generalmente con efectos negativos en su búsqueda a efectos de cumplir su destino de caballero.
En esa búsqueda medievalizante y netflixiana, de la «Verdad«, como Frodo Bolsón, recorren un largo camino hacia las montañas del destino, donde se forjó el anillo de la saga de Tolkien. Pero los orcos, los trolls, los endemoniados, la criatura Golum, y otras criaturas malévolas del universo Tolkien, Le impiden cumplir con su sacro santa misión mesiánica y salvífica, de restaurar el Bien, La Verdad y el Honor que ellos creen perdida, destruida o mancillada.
Esa «Verdad» mayestática encierra incertidumbre, frustración, decepción, falta de autoestima, no saber gestionar sus emociones, no saber distinguir la realidad de la ficción, no conocer la realidad real, no la realidad generada por inteligencia artificial. Es en general un problema que yo diría de salud mental.
La falta de referentes, la falta de paradigmas, la falta de objetividad, la falta de neutralidad, la falta de conocimientos, la falta de una buena educación e instrucción durante su juventud o infancia; todo ello genera la sensación permanente de que todo el mundo miente, todo el mundo falsea la realidad, todo el mundo es corrupto, todo el mundo es ladrón e incluso todo el mundo es un «Vividor» (En sentido peyorativo), simplemente porque circula por las redes en forma de «opinión pública» .
Eso plantea un problema de base, si nada es real, ¿Vivimos permanentemente en una ficción? ¿Ya no somos capaces de distinguir la realidad de la ficción? ¿Somos un holograma y si lo somos, donde está la realidad que se refleja en el holograma? La falta de referentes, a mi juicio, es el problema mas importante de esta nueva edad en la que ya vivimos. Se necesitan nuevos referentes y respuestas.
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